El forro polar, generalmente de poliéster, es apreciado por su capacidad para retener el calor sin dejar de ser ligero. Los hay de varios grosores, cada uno para adaptarse a las distintas condiciones climáticas y tipos de actividad. Los forros polares también pueden incorporar tecnologías como el Polartec®, un tejido técnico de referencia que ofrece distintos grados de aislamiento y transpirabilidad.
Algunos tejidos polares se benefician de tratamientos o construcciones específicos, como el Polartec® Power Stretch®, que ofrece una excelente elasticidad para favorecer todos los movimientos del deportista sin restricciones. Otros, como Polartec® Thermal Pro®, están diseñados para maximizar la retención del calor sin aumentar el peso. Es fundamental elegir un forro polar con la tecnología adecuada en función de la intensidad de la actividad y de las condiciones meteorológicas previstas.
Los forros polares suelen presentarse en tres categorías de grosor: fino, medio y grueso. Los modelos finos son ideales para actividades intensas en las que abunda la transpiración, ya que ofrecen una buena transpirabilidad. Los polares de grosor medio son ideales para un uso polivalente, ya que ofrecen un buen equilibrio entre calor y ventilación. Las versiones gruesas se recomiendan para condiciones de frío extremo, y suelen utilizarse como capa intermedia bajo una chaqueta impermeable y cortaviento.
El peso del forro polar también es un factor a tener en cuenta. Un forro polar ligero es esencial para los excursionistas y montañeros que necesitan minimizar el peso de su equipo. Sin embargo, un modelo más pesado puede ser preferible en situaciones en las que el aislamiento es una prioridad, como cuando se acampa a gran altitud o en expediciones invernales.
Más allá del aislamiento y la transpirabilidad, hay una serie de características que pueden mejorar la experiencia en la montaña. Por ejemplo, unos bolsillos seguros para tener a mano los objetos personales o unas cremalleras robustas que resistan los elementos son detalles importantes. Además, las trabillas para los pulgares pueden evitar que las mangas se suban durante la actividad y ayudan a mantener las manos calientes.
Con la creciente concienciación sobre el impacto medioambiental del material de montaña, tiene sentido elegir forros polares fabricados con materiales reciclados y producidos mediante prácticas sostenibles. Algunas marcas ofrecen forros polares certificados por etiquetas ecológicas, que garantizan una huella de carbono reducida.
La facilidad de cuidado es otro factor a tener en cuenta. Los vellones lavables a máquina y resistentes a la formación de bolitas son preferibles para un uso frecuente. También es aconsejable seguir los consejos del fabricante sobre lavado y secado para prolongar la vida útil de la prenda.
Elegir el forro polar adecuado para las actividades de montaña requiere prestar mucha atención a los materiales, el grosor y las características adicionales. Ya sea para una salida de esquí en primavera o para una expedición alpina en pleno invierno, el forro polar adecuado puede mejorar significativamente el confort y el rendimiento. Por ello, es esencial conocer sus necesidades específicas y seleccionar un forro polar que cumpla esos criterios y, al mismo tiempo, se adapte al entorno de montaña.